No tengo mucho tiempo para poder escribir esta entrada como me gustaría, pero aún así quiero hacerlo. Me apetece reflejar en mi cuaderno de bitácora cómo se han desarrollado los últimos acontecimientos de mi vida.

El verano de 2013, y el año en general, ha sido duro, complicado, lleno de momentos que acabaré borrando de mi mente por el daño que hacen y por lo poco que me aportan. Llegó un punto en el que parecía que ya nada más podía empeorar y aún así seguía empeorando. Hasta el día en el que me dije a mí misma «Se acabó». Se acabó ir como un alma en pena por la vida y se acabó lamentarse por las esquinas por culpa de las cosas que no tenía. Ese día todo cambió. Mi cambio de actitud se reflejó en todas las cosas buenas que me han ido pasando desde entonces.

La más importante de todas es que estoy teniendo la oportunidad de dedicarme en serio a la enseñanza y he descubierto que me encanta, siempre que pueda seguir compaginándola con mis ocupaciones principales. Me encanta poder compartir lo poco que sé con mis alumnos, que me enseñan cosas cada día y de los que aprendo, sobre todo, a ser mejor, no sólo a nivel profesional. Es genial intentar sorprenderles en cada clase y acordarme de ellos cada vez me encuentro algún artículo o información que me encantaría compartir con ellos. Es apasionante porque dedicarme a esto me obliga a estar más al día aún de lo que debería estar en situación normal y eso me hace ganar mucho como profesional de las redes sociales.

Cada pasito que dan, cada logro que consiguen, es para mí como un triunfo propio, y ojalá tenga la oportunidad de poder seguir haciendo esto para siempre.

A los alumnos que me leéis (que espero que seáis todos :P) solo puedo deciros GRACIAS, por enseñarme tanto cada día y por ayudarme a ser cada día un poquito mejor profesional.

De lo que estoy segura, es de que esto no habría sido posible sin la pasión de Oscar Ez Ez, de Miguel Ángel Acera, de David Lavilla y de tantos otros, de los que aprendí que cuando se enseña con pasión, todo sale mucho mejor.