Yo había venido a hablar de Comiviajeros
28 marzo, 2019
Llevo varios días leyendo artículos y noticias relacionadas con el conocido como derecho al olvido. Sobre todo ahora que los tribunales han «golpeado» a Google, tras reconocer a todos los ciudadanos tienen el derecho a que su información personal no esté indexada en los buscadores (cuando se considere irrelevante y lesiva para el afectado). Todos estos artículos, como siempre, me han hecho pensar. Pero… ¿Qué es realmente el derecho al olvido? ¿Por qué es ahora tan importante?
Según esa gran fuente de sabiduría que es Wikipedia, el derecho al olvido es «el derecho que tiene el titular de un dato personal a borrar, bloquear o suprimir información personal que se considera obsoleta por el transcurso del tiempo o que de alguna manera afecta al libre desarrollo de alguno de sus derechos fundamentales». Esa es como siempre, la teoría, porque como pasa con muchos de los textos de nuestra legislación hay muchos derechos que chocan con los límites de otros derechos. En este caso, el derecho al olvido choca de frente con la libertad de información y de prensa, si me apuras con la de expresión.
El concepto de derecho al olvido no es actual, hace más de 100 años Samuel D. Warren y Louis D. publicaron un artículo que comenzaba así:
“The Right to Privacy” Que el individuo debería tener protección de su persona y sus propiedades es un principio tan antiguo como la ley, pero de vez en cuando es necesario definir de nuevo la naturaleza y el alcance de esa protección. Cambios políticos, sociales y económicos, suponen el reconocimiento de nuevos derechos, y la Ley, en su eterna juventud, debe crecer para satisfacer las nuevas demandas de la sociedad. Inicialmente la Ley dio remedio a la interferencia física con la vida y la propiedad privada. Más tarde se reconoció la naturaleza espiritual del hombre, de sus sentimientos y de su intelecto de modo que el derecho a la vida se convirtió en el derecho a disfrutar de la vida, – el derecho al olvido, a que te dejen en paz, asegura el ejercicio de los amplios privilegios civiles, y el término “propiedad “ha crecido hasta incluir toda forma de posesión – intangible, así como tangible.
Y siguiendo con las citas (me encantan 🙂 ), como decía George Orwell en su libro 1984:
Quién controla el pasado controla el futuro. Quién controla el presente controla el pasado.
Hasta hace muy poco, cuando alguien se equivocaba en la vida o cometía un delito, podía rectificar, cambiar y enmendar los errores del pasado sin que éstos afectaran necesariamente a su futuro. Los periódicos se publicaban exclusivamente en papel, y la memoria humana limitaba la capacidad de recordar ciertas cosas.
Sin embargo, la progresiva globalización de la comunicación y la aparición de Internet, que combina una enorme capacidad de almacenaje de información gracias a los motores de búsqueda, que permiten localizar cualquier dato en cuestión de segundos, y con extrema facilidad, pueden significar el fin del olvido. Esta perennidad informativa implica nuevos desafíos para el Derecho, básicamente para determinar si una persona puede lograr borrar su pasado.
A mí todo esto me parece «de traca», sinceramente. Hasta hace unos años, las hemerotecas eran el Internet al que acudíamos en busca de información. ¿Que era más incómodo porque había que salir de casa? Sí, pero era información pública igual. Cuando hablo con mis alumnos sobre el miedo que tienen de las redes sociales siempre les digo lo mismo. La sociedad actual tiende a demonizar el medio (ya sea Internet o las redes sociales) en vez de plantearse que quizá sea un problema de educación de esa misma sociedad. Violadores habrá toda la vida. No hay más desde que existe Internet. Igual que no dejas que tus hijos vayan solos por un callejón oscuro y poco transitado de madrugada, ¿por qué ibas a dejarles utilizar ciertas páginas o compartir cierta información en las redes sociales?
Pues con esto pasa lo mismo. Internet nos ha puesto las cosas más fáciles, a los buenos y a los malos, y sinceramente creo que no tiene ningún sentido ocultar una información que es pública. En muchos países (y para algunas profesiones también aquí en España) es habitual que te pidan un certificado de penales cuando quieres optar a un trabajo ¿por qué ocultar esa información en la red si se puede conseguir por otros medios? Sobre todo porque si la persona que quiere hacer pública esa información (imagínate que es por ejemplo la madre de una chica que ha sido violada y que tiene un blog de denuncias de ese tipo) lo hará por todos los medios un día detrás de otro hasta que consiga que perdure. ¿Vamos a escribirle a Google para que lo borre cada vez que lo encontremos? No sé, llamadme rara, pero no lo veo.
Para mí, el derecho al olvido en el escenario actual es imposible y tendremos que aprender a vivir con la posibilidad de que hay cierta información relativa a nuestra vida que es pública, igual que lo ha sido siempre, aunque Internet la haga más accesible.
Y tú ¿qué piensas? ¿Me lo cuentas en un comentario?
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